Lucknow, India (CNN) – En un polvoriento barrio, destartalado en las afueras de Lucknow, la capital de uno de los estados más pobres y los más conservadores de la India, Uttar Pradesh, un grupo de vigilancia está convirtiéndose en indispensable. Pero no son vigilantes ordinarios.
Son niñas – sobre todo adolescentes – que patrullan sus calles para proteger a las mujeres y las niñas contra el acoso sexual. Vestidas con sus trajes tradicionales rojos y negros empleados por las mujeres en el sur de Asia, apuntan a los hombres que se han pasado de la raya. ¿El castigo? La humillación, a veces el peor de los castigos públicos. Su motivación es dolorosamente evidente. Cada chica que pertenece a las llamadas “Brigadas Rojas” ha sido víctima de un asalto sexual – algunos incluso han sido violadas por sus propios familiares, dicen. Esta es su historia.
En la mayoría de los casos, los crímenes han quedado impunes y la víctima sufrió su trauma y vergüenza de forma silenciosa. Estas chicas se han visto obligados a actuar, dicen, porque nadie más lo hará.